Crear hábitos que nos distiendan contribuye a la salud física y mental
Reza un proverbio popular africano: “hombre que no trabaja, fábrica de demonios en su cabeza”. Y es que una excesiva relajación y dejadez puede conducir a un exceso de pensamientos, llamémosles tóxicos, que pueda afectar a nuestras conductas. Aquellas personas que permite que ciertos pensamientos contaminantes hagan nido en su cabeza son más propensas a sufrir trastornos emocionales y las llamadas enfermedades o trastornos psicosomáticos. El exceso de trabajo no es bueno, pero tampoco lo es el entregarse a la apatía, desidia o aburrimiento. Por eso las aficiones (pintura, maquetación, música, jardinería, fotografía, senderismo, etc.) aportan a quienes las practican, grandes beneficios.
El ser humano es un ser creador y como tal tiene que crear, tener iniciativa, construir, imaginar, plasmar. En la sociedad que estamos viviendo, la mayoría de las cosas nos las dan masticadas, hechas lo que produce cierto atrofiamiento de habilidades, acomodándonos. No nos satisface, aunque lo hacemos, ser autómatas, guiados por modos o demandas de mercado.
La práctica de una afición nos ayuda a mantener esa cualidad de la creatividad y del desarrollo de la imaginación. La distensión, lo contrario de la tensión, nos produce un bienestar ( siempre y cuando no dure demasiado). Desconectar de las tensiones diarias nos ayuda a colocar los pensamientos en su lugar. Los reedirigimos. Un tiempo de diversión, rompe con la monotonía del trabajo, de los “malos rollos”. ¿Quién no ha percibido esa sensación de satisfacción después de haber hecho algo positivo? ¿O ese sentimiento de utilidad después de haber hecho algo que nos costó? ¿ O esa sensación de alegría – además de alguna agujetas-, después de haber dado una largo paseo por la montaña?
Las aficiones practicadas dos o tres veces por semana, aunque mejor cada día, nos trasladan a otro estado, pasando de una actividad frenética y obligada por las circunstancias, ¡y más hoy en día!, a un estado de semi reposo ( dependiendo de la actividad), donde el único objetivo es uno mismo : Estar bien.
Las personas que practica asiduamente una afición reducen la ansiedad, mejoran el ritmo cardíaco, disminuyen las tensiones musculares con sus múltiples beneficios ( mejor memoria, aumento de circulación sanguínea, disminución del dolor de cabeza), presentan mayor equilibrio emocional y disfrutan más de momentos de felicidad.
Las nalgas apoyadas sobre el sofá durante unas horas al día reduce nuestra capacidad de respuesta tanto física como mental. El cuerpo se “vicia”, la mente se atrofia y poco a poco, seremos un mueble más, decorativo, lleno de polvo y expuesto al deterioro. Bueno, tampoco es para tanto, pero…. ¿he conseguido que reflexione? Objetivo cumplido, esa era mi intención. Aproveche ahora el buen tiempo para planificar y formar hábitos nuevos