Mi cuerpo no deja de sorprenderme. Su especial lenguaje, me recuerda la necesidad de cuidarlo. ¡ Y es que solo tengo uno! Esta verdad, tan sencilla es muy profunda. A veces nos comportamos como si tuviéramos crédito ilimitado. Y es que el l cuerpo, al igual que un banco, como uses más de lo que tienes, te va a reclamar ese dinero más los intereses, que por cierto no son insignificantes. Por eso nuestro cuerpo es sabio. El cuerpo tiende a la vida, lucha por la vida y por ello nos avisa.
Cuando la pequeña luz de nuestros coche nos avisa de que falta aceite, tardamos poco (otros no hacen ni caso) en echar ese viscoso líquido en el lugar que corresponde. Sin embargo en nuestro cuerpo se encienden continuamente luces que que nos avisan: dolor de cabeza, estreñimiento, digestiones pesadas, ardor, contracturas musculares, malhumor, insomnio….. ¿Les hacemos caso?
He aquí algunas pequeñas pautas que te ayudarán a evitar el exceso de gasto
- Toma consciencia de tu cuerpo. Párate, respira y observa. ¿Tienes amplitud en la respiración? ¿Estás tranquilo, inquieto, alterado? Plantéate por qué
- Aprende a conocer su lenguaje: dolor, insomnio, ardor, tensión… y busca su causa en lugar de tapar los síntomas con analgésicos, antiácidos, somníferos o relajantes.
- Mirar tu postura: ¿Estás encorvado? ¿Recto? ¿Cabizbajo?
- Párate delante del espejo y pregunta : ¿Cómo estás? ¿Qué necesitas?
- Observa tu energía, tu fuerza, tu resistencia ¿Ha menguado? ¿ Estás sin vitalidad?
- Las señales, los avisos ¿cuándo aparecen? ¿En qué lugar? ¿Con qué personas? ¿Qué piensas en el momento en que aparecen?
- Las señales, ¿se repiten con frecuencia? ¿Qué haces ante ellas?
- Pregunta a personas allegadas a ti cómo te ven. Es fácil autoengañarse.
- ¿Es el agradecimiento por tu cuerpo la actitud principal? ¿Te quejas mucho del cuerpo que tienes?
- ¿Qué estás haciendo para cuidarlo?¿Prefieres seguir pagando intereses hasta que la deuda sea impagable?